¿Qué es la candidiasis?
La candidiasis es una infección micótica causada por el sobrecrecimiento de cualquiera de las levaduras de la familia Cándida. Se conocen unas 150 especies, pero la más frecuente y virulenta es la Cándida Albicans.
Normalmente vive en pequeñas cantidades en la piel, el aparato digestivo, el aparato respiratorio y las regiones mucocutáneas (boca y vagina).
Forma parte de la microflora intestinal y, en un cuerpo sano, convive en perfecta simbiosis junto a bacterias beneficiosas como Lactobacillus Acidophilus y Bífidus.
En su estado de levadura ayuda a mantener un PH óptimo y juega un papel importante en la absorción de metales pesados y la digestión del azúcar.
El problema surge cuando, por diversas causas, este equilibrio se ve alterado favoreciendo la proliferación de organismos oportunistas, algunos de los cuales son patógenos. A este estado anómalo se lo conoce como disbiosis, y puede provocar serios problemas de salud, algunos de ellos irreversibles.
La candidiasis en el intestino
En el caso de la candidiasis intestinal, son las levaduras las que aprovechan la escasez de bacterias “buenas” para multiplicarse rápidamente y colonizar todo el canal intestinal.
Cuando esto ocurre, la Cándida Albicans puede transformarse en un hongo de tipo patógeno y desarrollar filamentos (hifas y pseudohifas) capaces de adherirse a la mucosa gastrointestinal, debilitarla y atravesarla, consiguiendo así invadir el torrente sanguíneo.
Esta repentina permeabilidad de la mucosa intestinal deteriora los receptores nutricionales celulares, favoreciendo la mala absorción de los nutrientes y permite también la introducción en la sangre de proteínas mal digeridas, bacterias, péptidos y sustancias de desecho de los propios hongos.
Se sabe que la acción metabólica de la Cándida Albicans produce al menos 79 sustancias tóxicas. Dos de estas toxinas son el alcohol y el acetaldehído (causante de la resaca), que se encuentran en altas dosis en personas con candidiasis sistémica, y que pueden llegar a provocar estados de “borrachera”.
El acetaldehído también produce histamina, bloquea enzimas metabólicas, destruye el glutatión y la cisteína (que sirven para desintoxicar el organismo, entre otras cosas), destruye la vitamina B6 y reacciona con el neurotransmisor dopamina (cuya deficiencia puede causar depresión, irritabilidad, ansiedad…).
El sistema inmunológico reacciona contra todas estas toxinas generando anticuerpos de forma indiscriminada, anticuerpos innecesarios que provocan reacciones alérgicas a ciertos alimentos y sustancias químicas como productos de limpieza, perfumes, humo del tabaco, pintura…
Además, la Cándida puede interferir seriamente dentro del sistema endocrino, ya que puede encajar en determinados receptores hormonales de las células compitiendo con las propias hormonas pero sin llevar a cabo sus funciones. También posee en su membrana celular órganos receptores capaces de aceptar a ciertas hormonas, como la progesterona, impidiendo que lleguen a su destino.
En definitiva, la candidiasis desencadena toda una serie de acontecimientos que colapsan el sistema inmune y provoca un cuadro muy variado de síntomas que dificulta la diagnosis de los pacientes, a menudo tratados de hipocondríacos o depresivos. Éstos no reciben el tratamiento adecuado, agravándose el problema y resultando en un círculo vicioso cada vez más devastador.
Trastornos relacionados directa o indirectamente con este hongo
- Enfermedad de Crohn
- Colitis ulcerosa
- Artritis reumatoide
- Síndrome del Intestino Irritable
- Asma
- Psoriasis
- Autismo
- Depresión
- Parasitosis
- Migrañas
- Sinusitis
- Fibromalgia
- Esclerosis múltiple
- Hipotiroidismo
- Esquizofrenia
- Hipoglucemia
- Síndrome de fatiga crónica
- Anemia
- Ansiedad
Otros tipos de candidiasis frecuentes
- Candidiasis orofaríngea o “aftas”. Es bastante común en los bebes de hasta 3 meses y en los ancianos por el uso de prótesis dentales. El síntoma más común de candidiasis oral son las manchas blancas o placas en la lengua y otras membranas de las mucosas orales.
- Candidiasis cutánea. Puede comprometer casi cualquier superficie de piel en el cuerpo, pero se presenta con mayor frecuencia en áreas cálidas y húmedas como los pliegues de las axilas o debajo de los senos, las ingles o en manos y uñas de personas que suelen tener las manos húmedas, tal vez por el uso rutinario de guantes de goma. Se presenta un enrojecimiento e inflamación de la piel, aparecen erupciones cutáneas a veces con lesiones satélites, cierto grado de descamación y picazón (puede ser intensa).
- Candidiasis vaginal. La candidiasis vaginal es muy común en mujeres, sobretodo en las embarazadas, afectadas por diabetes, las que han sido tratadas con antibióticos de amplio espectro o usan anticonceptivos orales. Los síntomas más frecuentes son picor vaginal, ardor, enrojecimiento, inflamación, y un flujo blanquecino espeso parecido al queso cottage, que puede oler a levadura. También se puede experimentar dolor durante las relaciones sexuales o necesidad frecuente de orinar.
- Candidiasis genital (masculina). La infección genital en hombres no es muy común. Algunos de los síntomas son inflamación del glande, ardor, picazón, dolor al mantener relaciones sexuales, a veces una secreción blanquecina o sarpullidos en el prepucio.
Causas de la candidiasis intestinal
La Cándida es un organismo oportunista que precisa de unas condiciones específicas para su desarrollo. Aunque no siempre que se dan las condiciones, se desarrolla la infección, existen diversos factores predisponentes:
– Uso de antibióticos de amplio espectro (que acaban con las bacterias amistosas pero no con las cándidas) así como el consiguiente debilitamiento del sistema inmune.
– Enfermedades inmunosupresoras: VIH, diabetes, tuberculosis, hepatitis, otras enfermedades infecciosas…
– Uso prolongado de corticoides, agentes citotóxicos, quimioterapia, cirugía, transplantes…
– Embarazo. Las levaduras contienen receptores para los estrógenos y la progesterona, que se encuentran en niveles altos durante el embarazo, lo que favorece su desarrollo.
– Hábitos no saludables: consumo habitual de alcohol, tabaco, consumo excesivo de azúcar e hidratos de carbono refinados…
– Carencias nutricionales: deficiencia de hierro, vitamina B12, ácido fólico, azufre o zinc.
– Anticonceptivos hormonales. Destruyen ciertos nutrientes vitales para la salud del organismo (como la vitamina B6) y contienen niveles altos de progestanos, que facilitan la transformación de las levaduras en micelios.
– Estrés continuo. El exceso de cortisol (hormona del estrés) deprime el sistema inmunitario y aumenta los niveles de glucosa.
¿Cómo saber si tienes candidiasis intestinal? (Síntomas)
Los síntomas de la candidiasis suelen ser muy dispares y confusos, son difíciles de relacionar entre si y, sobretodo, asociarlos con unos simples hongos…
Su diagnosis suele estar limitada a sus manifestaciones más visibles y localizadas (como infecciones orales o vaginales). Sin embargo, que ‘no se vea’ no quiere decir que ‘no exista’ y no debemos ignorar que el origen del problema es, casi siempre, intestinal.
Los síntomas de la candidiasis varían de una persona a otra y no todos se dan simultáneamente, pero algunos de ellos son:
- Deseos de comer dulces
- Depresión
- Irritabilidad
- Sensación de “irrealidad” o “borrachera”
- Pérdida de memoria
- Incapacidad de concentrarse
- Mareo o pérdida de equilibrio
- Insomnio
- Fatiga
- Dolor de cabeza
- Dolor muscular y de articulaciones
- Gases
- Dolor abdominal
- Diarrea y/o estreñimiento
- Distensión abdominal
- Picor anal
- Picor o flujo vaginal
- Irregularidades menstruales y/o calambres menstruales
- Falta de deseo sexual
- Indigestión o acidez
- Manos y pies fríos
- Necesidad frecuente de orinar
- Mucosidad en las heces
- Intolerancia a ciertos alimentos
- Entumecimiento u hormigueo
- Picor nasal
- Dolor de garganta
- Picor en los ojos
Tratamiento de la candidiasis intestinal
El tratamiento convencional de la candidiasis consiste en la administración por vía oral de fármacos antifúngicos como el Fluconazol o cremas de uso tópico como Clotrimazol o Miconazol (para la candidiasis vaginal), sin embargo, éstos tienen efectos secundarios importantes, debilitan aún más el sistema inmune y las cepas de Cándida Albicans pueden desarrollar resistencia hacia los mismos.
Para una recuperación completa debemos aplicar un tratamiento que actúe directamente sobre los factores que dan lugar a la infección.
En muchos casos, y para evitar la recurrencia de este organismo tan tenaz, se deberían asumir cambios de por vida, sobretodo en hábitos alimenticios.
Por lo tanto, y sabiendo que una candidiasis oral o vaginal suele ser sólo una manifestación visible y localizada de un problema interno, intestinal, se recomienda un tratamiento integral y natural que dependerá, por supuesto, del perfil del paciente. Es un proceso largo (debería durar al menos 3 meses) y requiere compromiso y perseverancia, pero los resultados son muy satisfactorios y se empiezan a notar desde las primeras semanas.
Tratamiento natural para la infección por cándidas en el intestino
1. Evitar los factores predisponentes: uso de antibióticos, corticoides, anticonceptivos orales…
2. Debilitar a las cándidas: frenar su crecimiento y debilitarlas suprimiendo sus principales fuentes de alimento y ayudando a la depuración de nuestro organismo. Debemos evitar el azúcar en todas sus formas (dextrosa, glucosa, fructosa, sacarosa, maltosa y lactosa) y los alimentos que la contengan; la fruta, excepto (con moderación) pomelo, fresa, limón y lima; levadura y alimentos fermentados como pan, pizza, cerveza, vino, vinagre… También debemos evitar los lácteos, las harinas refinadas,los carbohidratos, hortalizas altas en almidón (patata, boniato, calabaza), alcohol, hongos… Consulta la lista completa abajo. Para facilitar la limpieza intestinal, tanto de las cándidas como de los tóxicos que producen, debemos asegurarnos de ingerir una cantidad suficiente de fibra y agua en la dieta.
3. Eliminar las cándidas: existen una gran cantidad de antifúngicos naturales de igual o mayor potencia que los farmacológicos, como el ajo, el aceite de orégano, aceite de árbol de té, extracto de semilla de pomelo, ácido caprílico o el Pau d’Arco. Los mejores resultados se obtienen combinándolos y alternándolos (por ejemplo, rotándolos cada semana).
4. Reequilibrar y reparar el sistema: tomar probióticos; yogures naturales con organismos vivos como Lactobacillus acidophilus (comprobar que son ecológicos y contienen dichas bacterias, la mayoría contienen Lactobacillus Bulgaricus) o suplementos con lactobacillus acidophilus que contienen cantidades muy superiores a las del yogur. Estimular el sistema inmune con sello de oro, selenio, zinc… Reparar la membrana intestinal: vitamina A, L-glutamina, ácidos grasos esenciales (pescado, frutos secos, semillas de girasol, sésamo, lino…), quercetina…
Alimentos prohibidos en la dieta para la candidiasis
- Azúcar (sacarosa, dextrosa, fructosa, maltosa…) y todos los alimentos que la contengan.
- Fruta. Excepto pomelo, fresa (con moderación), limón y lima.
- Levadura: pan, pizza, bollería…
- Lácteos: leche, queso, nata, mantequilla, yogur…
- Harinas refinadas y trigo
- Productos fermentados: vinagre, cerveza, vino, salsa de soja…
- Estimulantes: café y té (excepto té verde)
- Arroz blanco
- Pasta
- Alcohol
- Hongos: champiñones, setas.
- Algunos vegetales (altos en almidón): calabaza, patata, boniato.
- Frutos secos: cacahuetes, pistachos.
Moderar el consumo de:
- Carne roja
- Pescado: evitar atún y pescado de piscifactoría.
Evitar también cualquier agente tóxico o hábito que produzca toxinas en nuestro organismo:
- Tabaco
- Drogas en general
- Polución
- Estrés
- Ausencia de ejercicio físico
- Preocupaciones
Nota: Para un tratamiento específico y personalizado, acudir a un especialista.
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